10 diciembre 2012

Muerto el verso.


Ahora que el enemigo duerme
te diré 
que me he aprendido tu canción
de memoria.

Que me acosté con tu estribillo
y me he quedado dormida
rimándome a ti tu reverso.
arrimándote a mi, tú, perverso,
en asonante,
a escondidas.

Que me he asomado al espejo
y ahí estabas tú,
Narciso,
mirando.

Que  deseas con manos y ojos
de ansia,
tu corona de laurel:
mis labios.

Que me sueñas en el día después
del anoche
que nunca nos hemos bebido.
Que a la tentación,
si subes en ascensor,
se le desvanece al segundo
el vestido.

Que en una misma estancia
no cabrán nuestros egos.
Que si nos fumamos
del cigarro  la magia,
no habrá humo que vendernos.


Y sabes mejor que yo,
no has de esperar a mañana,
Que una vez ha muerto el verso,
se acabó la savia.