12 septiembre 2012

El devorador de instantes.


Puede ser que sea invierno
y llegue el día
en que de súbito
se cierna la noche
después del eclipse.
Cuando las metáforas
se disuelvan en diazepam,
el olor a nuevo se torne familiar
y el todo no rime con nada.
Entonces te volverás loca.
Y buscarás tu altar allá arriba.
Donde lo construyó.
Donde lo dejaste.
Pero sólo encontrarás silencio.
Y el asfalto será tu corona
de princesa destronada.
El rastro del criminal que huye
habiendo quemado las pruebas.
Cuando consigas recordar el camino
de vuelta a casa
y encuentres un desconocido
que no recuerda tu nombre
no digas que no te he avisado.
Es el alzheimer prematuro
del devorador de instantes
haciendo otra vez de las suyas.

No hay comentarios: