24 mayo 2012

La herida

Me haces un rasguño en la pierna. Me pides perdón. Me traes una caja de tiritas. Se corta la hemorragia. Vienes y me abres la cicatriz. Para luego besarla. Esparces sal en la herida. Escuece. Dices que lo sientes mientras metes el dedo anular. Sangra  Me hago un torniquete de tiempo. Te sobran segundos para deshacerlo. Lo cambias por un lazo rosa que lleva tu nombre. Cuando duermo estiras del lazo hasta cortarme la circulación. Despierto sola y con la herida engangrenada. En uno de tus arrebatos decides amputarme la pierna.

Y ahora vas y me pides que camine.

2 comentarios:

Aida Al Hawari dijo...

Esta es la historia de alguien que me hizo nacer y quiere verme morir.

No Me Despertéis dijo...

No me cierres las heridas, que respiro por ellas.