Tenía pensado escribir sobre "los besos que se ahogaron a la orilla del mar de tu boca por no beber de tu agua" o "del intacto tacto de tus manos". Pero anoche me sucedió algo extraño.
Ya en mi cama, inicié el nocturno ritual de las últimas cien noches -como medida para atenuar a los no tenues sed e insomio- donde cierro los ojos para recorrer tu cuerpo de junta a punta y saboreo los restos de salitre de tu cuello y tus manos juegan a ser las mías. De pronto me detuve entre tu nuca y tu lóbulo tratando de extraer con la punta de mi lengua el lunar que guardas en tu oreja. Y que - inciso- tantas otras veces he tratado de robarte. Sin embargo, cesé en mi intento, pues no logré recordar si lo escondes en la derecha o en la izquierda.
A continuación me quedé profundamente dormida pues las olas se están llevando hasta el desvelo.
17 febrero 2010
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4 comentarios:
¿Seguro que es un lunar? Había quien decía que era una espinilla.
Lo de ir olvidando cositas es un buen paso :)
Ens vegem demá!!
El efecto " lunar " es lo que tiene, que provoca pleamares.
Kissses, Taciturna.
Yo soy una selenita.
Asi que estoy bien ducha en pleamares, cráteres y demás :-)
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