29 julio 2008

Teufel

Teufel, diablo en alemán, era un chico de costumbres extrañas. Obsesionado con lo clásico, lo siniestro, lo esotérico. Teufel se consideraba new romantic, sólo porque era un término de moda en aquel momento, estoy segura que nunca supo bien lo que significaba, pero él necesitaba identificarse con algún colectivo, tal vez porque individualmente, no valía nada.

A pesar de que presumía de su masculinidad usaba el doble de eyeliner y rimmel que yo.
A Teufel le gustaba pintar sus uñas y vestía de elegante negro cada día. Los sábados en su habitual ritual de alicatarse hacía sonar Lullaby de The Cure una y otra vez mientras empolvaba su nívea cara con polvos de talco o se bañaba en laca. El único regalo que me hizo fue un juego de cuchillos que aunque, de todos los tamaños, no estaban afilados.





Un día me llamó contento al trabajo, había hecho limpieza en casa; al regresar observé el mismo desorden de siempre, fue entonces cuando me explicó que la limpieza había sido purificadora de espíritus. Otro día intentó convencerme de que la plancha volaba.

Su libro de cabecera era El Vampiro Lestat, este dato más adelante explicaría sus absurdas teorías sobre el más allá.

Iba semanalmente al cementerio, donde decía, se encontraba muy pacífico. Allí tomaba fotos y más fotos, de nichos, flores o ángeles caídos. Sin ocupación conocida, a Teufel se le atribuía el don de no hacer nada, y el interés por el autorretrato: le encantaba hacerse fotos con cara de alma en pena. La idea de la muerte le rondaba una y otra vez por la cabeza, a menudo amenazaba con suicidarse, desgraciadamente nunca tuvo el valor.

Un día, los nervios le pudieron y sacó su lado más esquizofrénico en forma de puñetazo contra mi cara. Ese día me despedí de Teufel para siempre.

Ya me lo decía mi madre…no te fíes nunca de un hombre que pasa en el baño más tiempo que tú.

2 comentarios:

Unknown dijo...

vaya, pues un poquito raro si que era no?

no es que se pasara mas tiempo en el baño que tú, ni que escuchara esa fantástica canción con ese videoclip que me deja sin palabras, sino que después de un puñetazo en la cara, ningun tio vale mas que su propia sombra.

muchos besos.

Anónimo dijo...

Que post tan bueno, me ha encantado la historia del tal Teufel! Besos